ALEJANDRINA Y LA SANTA CRUZ DE BALASAR –
II
La
explicación del Párroco.
La
Pascua obligó a interrumpir el breve estudio sobre la Santa Cruz de
Balasar, que fue comenzado en marzo. Regresamos a él.
La
declaración sobre la Santa Cruz, enviada por el Párroco de Balasar a la
autoridad eclesiástica de la Arquidiócesis, de fecha 6 de agosto de
1832, apenas a mes y medio del acontecimiento, que tuvo lugar el 21 de
junio, día de Corpus Christi. Su contenido fue confirmado en lo esencial
por otras declaraciones, de los párrocos de Gondifelos y de Macieira.
Estamos, por lo tanto, en el ámbito de la historia, de hecho bien
documentada y no de leyenda.
Es de
notar también, que el país, que venía viviendo un largo y conturbado
período, parecía inminente una guerra civil, recordemos que el
desembarco del Mindelo fue el 8 de julio de ese año. La victoria de 1834
tendría consecuencias terribles para la Iglesia. Así que, en ese
sentido, la aparición era una señal de aliento para la fe y la
esperanza, y este mensaje debía de ser claramente conocido y
comprendido.
El
rector, Antonio José de Azevedo, autor de la declaración, dejó de ser
párroco de Balasar el año siguiente. "Su sucesor fue expulsado en 1834 y
reintegrado en 1841", como informa el Padre Domingos da Soledade Silos,
férreo partidario de nuevas orientaciones políticas. Estas violencias
fueron bastante comunes; el exvoto de Bernadina Rosa Costa a la Santa
Cruz de Balasar, voto relativo al Párroco de Touguinhó, a su modo,
documenta el caso.
Parte
del relato del Rector António José de Azevedo, que aquí se transcribe,
puede verse en el facsímil de una copia de 1834, que se conserva en el
archivo parroquial de Balasar:
Excelentísimo y Reverendísimo Señor:
Doy
parte a Vuestra Excelencia, de un caso raro acontecido en esta
feligresía de Santa Eulalia de Balasar.
El
día de Corpus Christi próximo pasado, estando la gente en la misa de la
mañana, en un camino que pasa por el monte Calvario, vieron una cruz que
se divisaba en la tierra: la parte que representaba a la cruz, era de un
color más blanco que lo demás, parecía que habiendo caído rocío en toda
la demás tierra, en aquel sitio que tenía la forma de cruz, no había
caído rocío ninguno.
Mandé barrer todo el polvo suelto de la tierra que estaba en aquel sitio
y continuó apareciendo como antes, en el mismo sitio, la forma de la
cruz. Mandé después lanzar agua con abundancia, tanto en la cruz como en
la demás tierra alrededor, y entonces la tierra que mostraba la forma de
cruz apareció de un color más oscuro del que había tenido antes.
El
tamaño de esta cruz es de quince palmos de largo y ocho de ancho, en los
días nublados, se ve con claridad la forma de la cruz a cualquier hora
del día, y en los días soleados, se ve mejor la forma de la cruz muy de
mañana hasta las nueve horas y de tarde cuando el sol empieza a declinar
hacia occidente, en el espacio del día no es muy visible.
Divulgada la noticia de la aparición de esta cruz, comenzaron a
concurrir las personas a venerarla, la adornaban con flores y daban
algunas limosnas, y dicen que algunas personas, por medio de ella,
habían implorado el auxilio de Dios para sus necesidades y habían
alcanzado las gracias pedidas, tales como: que sanaran algunos animales
enfermos, encontrar animales que consideraban perdidos o robados, y
hasta personas habían obtenido en pocos días la salud que por
enfermedades habían perdido hacía mucho tiempo.
Una
mujer de la feligresía de Apúlia, que tenía lisiado un dedo de la mano,
tocando la Cruz con su dedo enfermo, repentinamente quedó sana,
moviéndolo y enderezándolo como los otros dedos, hecho que yo presencié
junto con otras personas fidedignas.
En
fin, es tan grande la devoción que tiene el pueblo a dicha cruz, que en
los domingos y los días de guardar, vienen muchos, aún desde lejos, a
verla y venerarla, hacen romerías tanto de pie como de rodillas,
alrededor de ella y dejan limosnas, para lo que nombré a un hombre fiel
y virtuoso para que las guarde.
Algunos moradores de esta feligresía, quieren que con el dinero de las
limosnas se haga, en el sitio donde está la cruz, una especie de
capilla. Que tenga un techo de madera, afirmado con columnas de madera y
alrededor gradas, también de madera, para guardar y adecentar esta cruz
y además, dentro y de frente de la cruz dibujada en la tierra, poder
levantar otra cruz, hecha de madera, bien pintada, con la imagen de
Jesús Crucificado, pintada en la misma cruz.
Yo
no he querido unirme a este deseo, sin dar parte a Vuestra Excelencia de
lo acontecido y no quisiera hacer dicha obra sin la licencia de Vuestra
Excelencia, persuadido de que ni yo, ni los moradores de esta feligresía
somos autoridad para disponer a nuestro arbitrio del dinero de las
limosnas, que además, por el momento, es poco dinero para hacerse una
obra tan dispendiosa como la que necesita el proyecto.
Sírvase Vuestra Excelencia determinar su parecer y lo que debo de hacer
al respecto.
Santa Eulalia, de Balasar, a los seis días del mes de agosto de mil
ochocientos treinta y dos.
Soy
de Vuestra Excelencia el súbdito más reverente,
Rector António José de Azevedo
El buen
sentido con que actuó el rector António José de Azevedo es loable, sobre
todo si tenemos en cuenta el clima de agitación que reinaba en la misma
Arquidiócesis: ni superstición exagerada, ni repulsa obstinada. Hechos
son hechos, parece que le dice a la autoridad bracarense y nos dice
ahora a nosotros.
Para
terminar recordemos esta cita de la página de marzo:
Hace
más de un siglo que mostré la cruz de esta tierra amada, cruz que vino a
esperar a la víctima. ¡Todas son pruebas de amor!
Oh
Balasar,¡ si no me correspondes!...
¡Cruz
de tierra para la víctima que de la nada fue quitada, víctima escogida
por Dios y que siempre existió en la mirada de Dios!
¡Víctima del mundo, pero tan enriquecida de las riquezas celestes que da
al Cielo todo y es por amor a las almas que acepta todo!
La vida
de Alejandrina se inscribe en un plano de más largo plazo. Jesús le dice
una vez, si no me equivoco, que la entrevió cuando agonizaba en la Cruz.
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