Desde el
inicio de esta basílica se contó con la asistencia de los Jesuitas. Al
regresar del exilio republicano, se establecieron en la villa. Cuando
llega el Padre Pinho, para tomar la dirección del Mensajero del
Corazón de Jesús, los religiosos se encontraban allí desde hacía
cuatro años.
El
mensaje de Santa Margarita María adquirió gran actualidad con la (entonces)
reciente publicación de la encíclica Miserentissimus Redemptor
(«El Misericordiosísimo Redentor»). Esta encíclica, que explica el
fundamento teológico y el sentido de la expiación reparadora, data de
1928. El P. Mariano Pinho cita el siguiente párrafo en la tapa de su
biografía sobre Alejandrina En el Calvario de Balasar:
Mientras
crece sin cesar la malicia de los hombres, el soplo del Espíritu Santo
multiplica maravillosamente el número de los fieles, de uno u otro sexo,
que generosamente tratan de reparar tantas injurias hechas al Divino
Corazón y no vacilan en ofrecerse a sí mismas como víctimas.
En 1929 y
en los años siguientes, el Mensajero habló repetidamente de Santa
Margarita María y de su director, en ese tiempo «Venerable» Colombière.
Inclusive, había un arreglo artístico que se repetía al abrir esos
artículos, donde se leía esta divisa: «Sufrir, callar, reparar». Lema
muy cercano al que la Beata de Balasar ha de adoptar, desde 1933:
«Sufrir, amar y reparar». La Beata está, desde entonces, con bastante
claridad, en la órbita de Santa Margarita.
Pero es
el 30 de julio de 1935 cuando surge explícitamente en una carta al Padre
Pinho, el nombre de Santa Margarita María Alacoque. Entonces Jesús habló
así:
Dile a tu
Padre espiritual que, en prueba del amor que le dedicas a mi Madre
Santísima, quiero que un acto de consagración al mundo entero sea hecho
todos los años, en uno de los días de sus fiestas y escogido por ti — la
Asunción, Purificación o la Anunciación — pidiendo a esta Virgen sin
mancha que avergüence y confunda a los impuros, para que ellos
retrocedan el camino y no Me ofendan.
Así como
le pedí a Santa Margarita María, que el mundo fuera consagrado a mi
Divino Corazón, así te pido que sea consagrado a Ella con una fiesta
solemne.
Santa
Margarita María Alacoque surgirá de nuevo en un coloquio, el 1 de
octubre de 1954, el texto evidencia el paralelismo entre la Beata
Alejandrina y la santa francesa: