SENTIMIENTOS DEL ALMA
1943
5 de Junio – Primer
sábado
— ¡El
alma fiel no teme a la cruz; la toma, la abraza, la acaricia, la
lleva consigo por amor! Las espinas con que Jesús
adorna
a sus crucificadas aquí en la tierra, en el Cielo se transforman en
pétalos de las rosas más bellas y exhuberantes. Aún más, se
transforman en perlas, en piedras preciosas. ¡Cómo es encantador
para Jesús una virgen que se da toda a Él y por Él todo lo sufre!
— Jesús
mío, me doy a Vos, sufro por Vos: despedaza de dolor a mi corazón,
quieiro amaros, quiero daros a las almas. Cubrí de espinas todo mi
pobre cuerpo, pero ¿qué soy sin Vos? Miseria, Jesús mío, sólo
miseria.
— Tú
eres grande, eres fuerte, amada mía. Serás grande para el mundo y
grande ante los ojos de Dios. ¡Qué bello es Dios, que bello es Jesús
y hace bellas a sus almas! Loquita mía, ve, heroina mía, ve a dar la
mayor prueba, la última prueba de amor a Jesús y a las almas ( en el
Refúgio da Paralisia Infantil, na Foz do Douro, Porto). No
temas, Jesús y María están contigo, el Espíritu Santo te ilumina
siempre. Tú eres el cofre riquísimo que Jesús tiene en la tierra,
tienes mucho que distribuir a las almas.
— Oh
Jesús, cuento con toda la gracia, fuerza y amor del Cielo.
—Dile a
tu Padrecito que Jesús te escogió, dile a tu médico que Jesús te
confió, dile a tu hermanita que te acompaña en tus dolores, dile a
todos los que te ayudan a subir el doloroso clavario que serán para
ellos las primeras bendiciones, las primeras gracias, todo lo que es
del Cielo. Dile a tu Padrecito que aquí en la tierra tiene un trono
en mi divino Corazón. Dile que Jesús y María lo acompañan siempre,
siempre con oraciones, siempre con aquella unión de almas con que Yo
os uní. Dile a tu médico que sea fuerte, con la fuerza de mi divino
Corazón. Que te acompañe siempre, que te ayude a llevar tu cruz. Que
cuente siempre con las gracias y bendiciones del Señor, para él y
para todos los uyos, todos estará hasta la perseverancia final. Te
acaricia Jesús, te acaricia la Madrecita: son ternuras, dulzuras,
amor del Cielo.
— Ten
consuelo, hija mía, esposa de mi Jesús, salvación de todos mis
hijos.
¡Cómo
es amada por toda la corte celeste!
Estas
últimas palabras fueron de la Madrecita.
6 de Julio
Después
de haber ofrecido de vísperas a Nuestro Señor el sacrificio de mi
partida, antes de rayar el día, en un desahogo profundo, le dije:
Jesús mío, sólo quiero hacer vuestra santísima voluntad. Después oí
en su infinita bondad:
— ¡Valor, hija mía, sólo unos días más! Es por mi causa, es por las
ovejitas queridas de mi divino Corazón.
13 de Julio
Después
de la Sagrada Comunión
Enmedio
de un gran desaliento de mi alma, y pidiendo consuelo a Jesús, me
dice:
— Anímate, anímate, hija mía, anima a tu hermanita. Ya van para tu
casita, la luz se hizo. Felices de aquellos que procuran ver y por
ella se dejan guiar a través de los tiempos. Anímate, que es Jesús.
No exijo más sacrificios de esta especie ni los consiento. Vas libre
de peligro, Jesús continúa haciendo su milagro. Vé, hasta que vueles
de la tierra al Cielo.
7 de Agosto – Primer
sábado
— Transportes de amor, júbilo de alegría, himnos de alabanza. Viene
Jesús, viene María al nido de sus amores, viene a cumplir su promesa
y reparar la falta del sábado pasado. No convenía que Jesús hablase
en esa prisión dolorosa. Lo veo contento, lleno de alegria junto con
su bendita Madre. Está ahora en su sagrario, en su vivienda contínua
en la tierra.
Fue
duro tu penar, hijita, fue duro el penar de tu hermanita en aquella
prisión. ¡Adelante! Fue por Jesús, fue por su gloria, ue por la
salvación de millares y millares de pecadores. ¡Qué triunfo para el
Corazón de tu Jesús, de tu esposo! Él va a ser exhaltado y será
glorificado en sus queridos humillados. Jesús agradece tan grande
glorificación, tan grande triunfo. Basta, basta ahora, hija mía, no
salgas más de tu cuartito, del paraíso de Jesús, de sus encantos en
la tierra. Está contento y alegre. Jesús va a probarle a tu
Padrecito cuanto lo ama. Es Jesús mostrando al mundo cuanto ama a su
loquita, cuanto va a ser glorificado por ella.
Hija,
amor, dile a tu Padrecito, dile a tu médico que todas sus
humillaciones van a ser exhaltadas. Jesús les está agradecido por el
triunfo, por la conquista de su causa. Los hombres intentaron
echarla por tierra, pero Jesús cuidó y ellos cooperaron. Todo lo que
es de Jesús no cae, en medio de todas las tempestades asegura,
brilla triunfa. Reina Jesús con su loquita. Triunfa Jesús con los
queridos de su amada.
— Jesús
mío, muy agradecida. Triunfa y reina para vuestra gloria, para que
se salven las almas. Quiero ser siempre pequeñita ante los ojos del
mundo, pero grande en el amor, grande en el poder de vos para salvar
las almas, de ese poder que es vuestro, de ese poder que os
pertenece.
— HIja
mía, inúndate en el amor de Jesús y en el de tu querida Madrecita;
dalo como quieras a las almas, mis amadas que son amadas tuyas. Las
caricias de Jesús, las caricias de María, las locuras del amor
divino.
4 de
Septiembre – Primer sábado
― ¡Hija
mía, estoy tan bien! ¡Qué morada tan dulce, deliciosa y agradable es
tu corazón! Alégrate, consuélate, eres el palacio donde habita
Jesús. ¡Qué flores tan encantadores y perfumadas lo adornan! Hija
mía, amor, ¿quiéres saber que flores son esas?
Son tus
virtudes, son tus dolores, son los dones con que tu Esposo te
enriqueció. Estás llena de dones divinos. Eres lirio, eres la
azucena donde Jesús tiene todos su encantos. Eres la violeta
pequeñita y escondida. Tu humildad encanta al Cielo y a la tierra.
Hijita,
suspiro por llevarte para mi Patria, sin demora, para la Patria que
también es tuya: te crié pra ella. Tu lugar está alto, tan alto
junto de la Divinidad. Sólo allá conocerás el valor del sufrimiento.
Sólo allá verás la misión que te confié. Millares y millares de
pecadores salvados por ti: himnos encantadores te serán cantados por
ellos a tu llegada. Todo el Cielo te espera para rendirte homenaje.
Eres la esposa querida, la más amada de Jesús.
― Jesús
mío, no sé decirte nada. Me revistes con todo lo que es vuestro y
con lo que es vuestro y a vos os encanta. Encubriste la enormidad
de mis miserias con tu brillo y grandeza. Tenlo todo de mí, Jesús.
― Tu
amor por amor se enriqueció. Y tú esposa fiel, por amor
corespondiste y fuiste fiel. La obra está por terminar, tu misión en
la tierra está casi está cumplida. Dile a tu Padrecito que la prueba
de cuanto lo amo es que él es el hijo más querido que tengo en la
Compañía, fui por él, fui para dártelo para que te guiara hacia mí.
Lo amo, siempre ha sido fiel a mi divino Corazón. Dile a tu médico
que la prueba de mi divino Amor para él fue escogerlo para
desempeñar tan espinosa misión.
Espinosa, pero del mayor consuelo y alegría para mí. Mis
bendiciones, mi amor cae sobre él y todos los suyos con toda la
abundancia. Sus hijos son perlas queridas de mi divino Corazón, son
joyas salidas y purificadas siempre del cofre riquísimo de Jesús.
Hija mía, amor, recibe las caricias de Jesús, recibe las ternuras de
tu Madrecita querida.
— ¡Hijita, hijita, conmigo salva a la humanidad, salva conmigo a
Portugal! Eres la esposa más querida de Jesús, eres la hija más
amada de mi santísimo Corazón.
Madrecita, Madrecita, acepta mis dolores, salva con ellos a la
humanidad, salva con ellos a nuestro querido Portugal.
Está
salvado, está salvado con dolor y amor.
― Muy
agradecida, Madrecita. Agradece por mí a Jesús. |